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Elizabeth Parrish y la terapia genética

Elizabeth Parrish y la terapia genética capaz de rejuvenecer tus células

Una terapia en proceso de investigación y desarrollo que puede ayudar a acabar con enfermedades ligadas al envejecimiento

Desde que nacemos, nuestro reloj biológico empieza la cuenta atrás. Nuestro cuerpo va desarrollándose hasta alcanzar la madurez, pero en todo momento hemos de tener claro que envejecemos. Aquí, entra en juego la terapia genética y su capacidad de rejuvenecer nuestras células y frenar el envejecimiento.

Puede que, si lo pensamos fríamente, cuando en inglés se indica la edad con: years old (años de viejo), ya estamos hablando de envejecimiento y este hecho, puede favorecer el ímpetu de su población por el desarrollo de terapias contra este. También, puede deberse a que envejecer supone diversos cambios físicos e internos en nuestro cuerpo a los que no estamos preparados.

Eterna juventud, divino tesoro

¿Es posible la eterna juventud? Biológicamente sí, al igual que la inmortalidad. Desde hace un tiempo atrás hasta ahora, se vienen desarrollando e investigando de manera privada terapias que ayuden a frenar el envejecimiento y prolonguen nuestra vida. Un proceso que puede ayudar al común de los mortales a mejorar nuestras vidas.

Cada 7-10 años, según los científicos, el cuerpo humano se reemplaza completamente a sí mismo y se generan células nuevas. Este proceso lo decide nuestro cuerpo atendiendo a los niveles de estrés y deterioro al que hayan estado sometidas nuestras células. Si se renuevan todas, ¿por qué envejecemos? Porque el extremo de los cromosomas, el llamado telómero, se acorta con cada copia.

Con la disminución del telómero, se producen cambios como la aparición de arrugas, canas, flacidez, en definitiva, el envejecimiento. Esta regeneración se produce hasta que nos quedamos sin telómeros y alcanzamos el Límite de Hayflick.

Es posible que en el camino una de nuestras copias falle estrepitosamente y se desarrollen problemas como el cáncer, la diabetes, arteriosclerosis, cardiopatías, entre otras enfermedades crónicas. Esto sucede cuando una célula no puede copiarse más y se queda pegada a nuestro tejido vivo. A estas células que no están funcionando, ni puede decirse que estén vivas o muertas se les llama células senescentes y son, por tanto, un mecanismo de la vejez. Por ello, la terapia genética trata de revertir este problema.

El futuro de la inmortalidad

La ciencia como muchas otras ramas del conocimiento necesita de una inversión económica que pueda costear el trabajo que se realiza. Por ello, en muchas ocasiones, grandes avances científicos se han producido gracias a la colaboración de muchas personas con gran poder adquisitivo como Elon Musk o Jeff Bezos, entre otros inversores. Todos ellos siguen la promesa de mantenernos siempre jóvenes y vivir para siempre por ello, apostando por la terapia genética.

La biología nos ha mostrado dos casos de inmortalidad como son cuando somos fetos dentro del útero materno, dado que no se nos acortan los telómeros, y el caso de las células de Henrietta Lacks de 1951, unas células inmortales provenientes de un cáncer cervical, que reproducían una generación entera cada 24 horas y nunca dejaban de hacerlo.

Estas células se han utilizado en innumerables estudios biotecnológicos y en la ciencia biológica como tejido humano, experimentos atómicos o cosméticos y dando como resultado de una de las investigaciones, la vacuna de la polio. Las células HeLa, según se las conoce, han vivido más tiempo fuera de Henrietta que en su cuerpo e inconscientemente se ha convertido en una heroína científica del siglo XX.

Gracias a estos dos casos, puede decirse que la eterna juventud y la inmortalidad son biológicamente posibles, siempre con el foco puesto en erradicar todos los posibles efectos secundarios de las mismas para ser siempre jóvenes en apariencia, salud y fortaleza en cuanto alcancemos nuestra madurez. De ahí, mantenernos hasta alcanzar nuestro Límite de Hayflick.

Aquí entra en juego la terapia genética. En España, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María A. Blasco, junto con su equipo y Joachim Lingner en Suiza, descubrieron que las regiones de ADN que contienen los telómeros generaban, a pesar de su estructura compacta y poco accesible, ARNs que llamaron TERRA en 2008. Con este estudio, consiguieron rejuvenecer a los ratones retocando sus telómeros.

En 2014, un trabajo sobre terapia genética publicado por la revista Nature Communications y liderado por María Blasco e Isabel López de Silanes ha descubierto que los TERRA no se originan en todos los telómeros que protegen los 20 cromosomas de los ratones, sino solo en el cromosoma 18 y en menor medida en el 9. Un descubrimiento que permite estudiar la implicación de estas moléculas en la biología de los telómeros y en las enfermedades.

Los beneficios de la investigación sobre la terapia genética

El caso de la investigación pública del CNIO nos lleva a dar el salto a la privada, a los laboratorios y fundaciones vinculadas a la investigación sobre el envejecimiento y la terapia genética como BioViva, donde grandes inversores promueven los avances científicos en terapias centradas en la senescencia.

Ahora bien, si lo que se intenta en no envejecer y vivir eternamente, ¿qué más beneficios puede tener la investigación de la terapia genética? Puede parecer ciencia ficción, pero como venimos comentando a lo largo de este artículo sobre terapia genética, muchas enfermedades se desarrollan a la vez que envejecemos.

Por lo que, si no se consigue la eterna juventud o la inmortalidad, la terapia genética puede conseguir otros avances como son la cura del cáncer, de la diabetes, de la arterioesclerosis, de los problemas del corazón. Incluso, la demencia senil y todas las demás enfermedades ligadas al envejecimiento. Y esto nos beneficia a todos.

Entrevista a Elizabeth Parrish, CEO de BioViva

Hype Tv entrevista a Elizabeth Parrish o Liz Parrish, CEO de BioViva sobre las últimas técnicas en ingeniería genética y sobre cómo alargar la esperanza de vida con los últimos avances tecnológicos en terapia genética. Hablamos además de dieta, ayuno, la diabetes, suplementos como el Epitalon y el envejecimiento.

Parrish y su equipo investigan y desarrollan este campo con la Universidad de Rutgers. En la actualidad, desarrollan una terapia de entrega de genes que reparta múltiples genes de una sola vez. Esto es así dado que para tratar el envejecimiento se requiere de más de un cambio genético para curar el envejecimiento. De ahí, la importancia en la investigación de la terapia genética.

Elizabeth Parrish y la terapia genética

Nuestros genes codifican las proteínas de nuestro cuerpo. Con la investigación de las células humanas, se puede extender significativamente la vida útil de esas células y en organismos modelo.

La entrevista está comentada en inglés y subtitulada al español para que nadie se pierda esta interesantísima entrevista. Puedes activar los subtítulos en español en la esquina inferior derecha del vídeo en el icono del cuadrado blanco con rayas.

BioViva

BioViva USA se dedica a mejorar la longevidad humana saludable a través de la bioinformática. La plataforma de bioinformática Biovault está contribuyendo a las predicciones y recomendaciones de salud, la medicina de precisión y el descubrimiento de nuevos biomarcadores mediante la aplicación de métodos computacionales de última generación en vastas colecciones de datos biológicos. Uno de sus campos es la terapia genética.

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