El vino tinto revolucionario de la vitivinicultura catalana desde 1989
El enólogo y bodeguero Álvaro Palacios presentó en 1989 su primer vino de la bodega del Priorat, el denominado por aquel entonces Clos Dofí. Este atrevido vino tinto fue la gran revolución vitivinícola de la región catalana. A partir de 1994, el nombre del vino cambió de Clos Dofí a Finca Dofí y popularmente, se le conoce como Dofí. Desde que vio la luz, cada botella presenta en la cápsula el texto “Personalitat única”, algo que no ha cambiado a lo largo de los años. Fue el primero de sus vinos y sigue siendo uno de los grandes vinos de Álvaro Palacios y de toda la región.
Según una de las más prestigiosas guías de vinos del mundo, The Wine Advocate, la Finca Dolfí tiene una puntuación de 97 sobre 100 puntos en su añada de 2019. Para Álvaro Palacios, la añada ha de tener gran calidad, por ello, en 1991, este vino no se elaboró. Desde 2019, la botella hasta ese momento bordelesa pasa a lucir borgoñesa.
Aún a la venta podemos encontrar hoy varias de las añadas de los diferentes años como la Finca Dofí de 2017, 2018 y 2020. El de 2017 cuenta con una puntuación de 95 en Parker (PK), 95 en Peñín (PN), 94 en Suckling (SK) y 94 en Wine Spector (WS). En el caso del 2018, 96+ en PK, 96 en PN, 94 en SK y 93 en SW. Por último, el de 2020 cuenta con una puntuación del 96 en PK y 95 en SK.
En cuanto a su elaboración, las uvas suelen vendimiarse durante la segunda mitad de septiembre, finalizando la recolecta en octubre en algunas añadas. El 80-90% de la uva es garnacha, el resto se lo reparten la cariñena (8-12%) y un ramillete de uvas blancas (1%) normalmente garnacha blanca o macabeo. Su gradación es del 14,5% y tiene de 10 a 12 años de vida por delante desde el momento de su vendimia, aunque probablemente, su mejor momento se dé pasados 5 o 6 años.
Este vino tiene un perfume discreto y refinado. En nariz, es todo suavidad y elegancia, perfume de pulpa, mientras que, en boca, exhibe peso, complejidad y profundidad. Siempre ha destacado por sus enormes taninos redondos que, junto a la fluidez de las garnachas, encumbran una carnosidad indescriptible, de vitalidad agradecida y de pura vida. Su sabor es a fruta madura, hierbas secas, roble cremoso, fruta negra y especias dulces.
Para su consumo, se recomienda el uso de una copa con suficiente amplitud en su cáliz y una boca medianamente cerrada que no permita que sus aromas se escapen con facilidad. Es aconsejable servirlo a una temperatura de 16º C. Por su composición y los taninos de grano fino y el equilibrio de la Finca Dofí, es un tinto muy gastronómico y versátil. Ideal para consumir carnes rojas, cocidos y potajes o verduras y hortalizas a la parrilla y pescados grasos como el rodaballo.
Finca Dofí está categorizada como Vinya Classificada y engloba los parajes de Camp d’en Piqué, La Baixada y Coll de Falset. Un total de 14 hectáreas con orientaciones principalmente norte y una altitud de 250-320 metros compensan la calidez de los suelos y en definitiva, el fruto.
Las viñas de 20-35 años están plantadas sobre pizarra y están posadas con royat doble en Camp d’en Piqué y Coll de Falset, y en vaso con palo-tutor en las parcelas de La Baixada. Además, el alto contenido en hierro de la llicorella enrojece los suelos y da como resultado vinos redondos y aterciopelados, con perfumes de cerezas rojas y piel de naranja.
Vinos de Álvaro Palacios
Además de la elaboración de la Finca Dofí, centra su trabajo en vinos de gran prestigio como son Les Terrasses y Camins del Priorat, los dos vinos más populares. Para su elaboración, compra uva a otros viticultores, supervisando su trabajo. En el caso del primero, las uvas proceden de viejas plantadas en laderas de pizarra en 8 municipios de la DOQ, siendo un gran vino regional. En Camins del Priorat, se muestra el gran trabajo de uno de los mejores enólogos del mundo en una de las denominaciones más reputadas.
En el caso de L’Ermita, uno de los dos más famosos vinos junto con Finca Dofí de los elaborados por Palacios en el Priorat, es un gran vino de culto y de ensueño. Por otro lado, está Gratallops, un vi de vila, un vino de pueblo, una combinación de distintos parajes, todos ellos ubicados en el municipio que le da nombre.
La Baixada (‘la bajada’ en catalán) y Les Aubaguetes (‘las umbrías’ en catalán) han sido los dos últimos vinos en llegar. Ambos son vinos parcelarios, el primero procedente de una de las laderas más emblemáticas y vertiginosas del término de Gratallops, plantada a finales del siglo XX; Les Aubaguetes procede de un viñedo de 1,79 hectáreas plantado en 1901 en un coster (ladera) con orientación norte en un umbrío y bello rincón de Bellmunt del Priorat.
La historia detrás de Álvaro Palacios
De formación enólogo, Álvaro Palacios es uno de los bodegueros y enólogos más reputados a nivel internacional. Nació en Alfaro (La Rioja) en el seno de una familia de 9 hermanos con una larga tradición vitivinícola de cinco generaciones, los Palacios Remondo.
A sus 24 años, en 1989, decidió poner rumbo al Priorat para demostrar que podía elaborar vinos de finca de primer nivel en la región vinícola más prometedora del momento. Consiguió hacer esto posible y como resultado, creó un vino de culto: L’Ermita (D.O.Ca. Priorat).
Sus obligaciones profesionales le llevaron a reencontrarse con René Barbier, ex trabajador de la empresa familiar de la familia de Álvaro, quien le propuso unirse a otros dos soñadores enamorados del vino como José Luis Pérez y Carles Pastrana (más tarde se uniría a ellos Daphne Glorian) en 1989.
Ese mismo año, Álvaro vinificó junto a ellos una primera añada en el Priorat. Siendo el más joven del grupo, fue apodado por René “el delfín”. Así, cuando en 1990 decidió vender su moto para comprar un viñedo, lo llamó Clos Dofí (‘delfín’ en catalán).
Álvaro siempre tuvo claro que quería hacer vinos para guardarlos, cosa que le obligó a viajar en coches de segunda mano durante largas jornadas vendiendo barricas por Francia y España para Magreñán, la tonelería de su Alfaro natal. Prácticamente la totalidad de su sueldo la invertía en su viñedo del Priorat, al que peregrinaba cada fin de semana para ofrecerle toda su atención.
Desde su bodega familiar situada en Alfaro, encabezó la renovación de la Rioja Baja y es, junto a su sobrino Ricardo Pérez Palacios, uno de los protagonistas del despertar del Bierzo con su bodega Descendientes de J. Palacios, creada en 1999. Fundó la bodega y viñedos en Corullón (Bierzo). La especialidad del terreno es la uva mencía.
En cuanto a la bodega familiar Palacios Remondo (Alfaro, La Rioja), demuestra que la Rioja Oriental es capaz de ofrecer vinos frescos y fragantes, combinando así la fuerza de la cal y el frescor de la altitud con la bonanza del clima mediterráneo.
El enólogo fue reconocido como ‘Mejor bodeguero y elaborador del mundo’ por la revista vinícola más prestigiosa del Reino Unido, Decanter.
En la actualidad, Álvaro Palacios posee 30 hectáreas de viñedo en propiedad, 17 terrazas y 13 laderas o costers. Entre las uvas, destaca la garnacha, la variedad más plantada, seguida de cariñena, cabernet, sauvignon, syrah y merlot.
De los viñedos, L’Ermita es la finca principal y más prestigiosa, ya que gracias a su pendiente próxima al pueblo de Gratallops y a su plantación datada entre 1910 y 1940 es de las más antiguas. A las 1,7 hectáreas de viñedo de 1996, fecha en la que Palacios la adquirió, se ha ampliado esta plantación hasta las 4,5 ha. Como característica de este viñedo, su cultivo se hace mediante caballos y mulas, según principios biodinámicos.
Elaboración de los vinos
Como ya se ha indicado antes, la bodega está situada en una pequeña ladera frente al municipio de Gratallops. Su construcción está pensada para un trabajo en gravedad en el que se aproveche el desnivel del terreno.
La bodega tiene una sala de depósitos de cemento y acero inoxidable y 30 pequeñas tinas de roble donde se vinifican las diferentes parcelas. En el caso de la crianza, se utilizan barricas de roble francés: un 30% de ellas son nuevas, otro 30% de un vino, otro 30% de dos vinos y el 10% restante de tres usos. Pero en el caso de los vinos de L’Ermita, la crianza se hace en roble nuevo.
El Priorat posee una singularidad y una personalidad enormes que se trasladan a sus vinos. Su origen monástico proporciona, sobre todo en los viñedos más antiguos, una garantía de calidad, tipificación y espiritualidad semejante a las regiones más prestigiosas de Europa.
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